Lloro mientras escribo esta entrada porque sé que será la última. La razón es simple, los que me conocéis de hace tiempo sabéis mucho de mí, más de lo que me gustaría que me hubiera pasado, sabéis que hace mucho, mucho tiempo explicaba vivencias personales que afectaban directamente a la comida. Pues bien, mi vida va a cambiar mucho, y bien sabe Dios que me va a costar, y mucho. Me va a costar mucho porque yo no quiero que cambie, pero en la vida no se puede tener todo lo que uno quiere. Y a veces hay que llorar mucho para poder reir con el tiempo. Demasiada gente me conoce, sabe quien soy. Y no os voy a engañar, eso me limita a la hora de expresarme : mi marido, mi hermana ... Y ahora necesito ser totalmente anónima, para todos. Ahora necesito poder esconderme de todo el mundo.
Cierro este blog, no diré para siempre, pero sí de momento. Creo que mi experiencia en cuanto a la alimentación está más que clara, mis problemas, lo que hago para superarlos ... y espero que estos casi dos años de blog puedan ayudar a mucha gente. A mí me habéis ayudado, muchísimo, no sabéis cuanto.
Eso sí, volveré, volveré con otro blog, con otro nick, con otro enfoque ... un enfoque totalmente anónimo. Y quizás, solo quizás, los que me conocéis un poco me reconoceréis.
Si tengo que decir qué he aprendido durante este tiempo, diría que he aprendido que esto del peso es para toda la vida, incluso creo que lo he asumido. Diría que he aprendido que me maltrato con la comida, y que debo de empezar a quererme para dejar de hacerlo.
Me despido de vosotros con media pizza barbacoa, una cocacola y un bocadillo de nocilla; para vergüenza y escarnio público. Pero con al firme promesa de que mañana empiezo una nueva vida. ¿ He dicho mañana ? No, empiezo una nueva vida ahora, en cuanto acabe esta entrada, y lo haré, porque ahora mismo no puedo evitar en la posibilidad de devolver; y os prometo que no va a pasar. Publicaré la entrada, apagaré el ordenador, me lavaré los dientes y después de darle un beso a mis hijos me meteré en la cama para reaparecer mañana y acompañaros con otro nombre y una misma vida. Seguiré con vosotros, no olvidéis nunca que cada una de las palabras de apoyo que me habéis dado, llegaron a buen puerto. Mi última palabra para vosotros : gracias.